PRINCIPIOS PARA ALCANZAR TUS SUEÑOS (parte II)

By LPT - enero 21, 2020


El rol de los talentos

Ninguna persona nace sin talentos. Todos poseemos algún tipo de habilidad que al ser identificada, puede llegar a desarrollarse hasta alcanzar niveles únicos y singulares. A los resultados extraordinarios le precede una identificación temprana de los talentos. Aun así muchas personas los descubren en las etapas maduras de sus vidas. Sorprendentemente los talentos no son perecederos y al igual que un gigante dormido que al despabilarse y levantarse exige toda nuestra atención, los talentos, pueden llegar a ocupar la totalidad de nuestros pensamientos y emociones hasta que tomemos la decisión de desarrollarlos y expresarlos.
En el desarrollo radica la originalidad ya que no existen dos seres humanos con habilidades idénticas. Por ejemplo en una competencia de atletismo en pista, aunque todos y cada uno de los deportistas deberán pasar por la misma cantidad de pruebas (tiempo, vallas, distancia, condiciones climáticas, etc.),  solo uno de ellos podrá llevarse el trofeo debido a un tipo de singularidad que lo aventajará sobre el resto. En términos generales, el ganador, quizás no sea quien obtiene la mejor puntuación en el salto de vallas ni tampoco sea quien partió a la par de los mas veloces, sin embargo, hacia el final de la carrera, puede llegar a ser el que desate la euforia del publico al liberar estrategicamente la energía que se necesitaba para dejar atrás a los favoritos.


Los talentos se desarrollan mucho mas rápido en escenarios de socialización. En un sentido saludable, competir con los demás es bueno porque obliga a crecer mas allá de los estandartes de nuestra propia comodidad. Pero se convierte en algo negativo cuando se enfoca en copiar detalladamente las fortalezas o singularidades que son inherentes a otras personas. Los modelos, los ejemplos, los hechos o los logros de otros deben ser considerados como una inspiración y no como una matriz lista para ser implementada en nuestras vidas. Solo nosotros podemos llegar a escribir nuestra propia historia reconociendo nuestras habilidades intrínsecas. Y para esto no hay fórmulas. La única clave infalible - reconocida por todos los vencedores- reside en tomarnos en serio a nosotros mismos.

Fotos: gettyimages



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