No existe un manual que abarque la complejidad de todas las relaciones humanas. Sin embargo, el siguiente relato, puede darte algunas pistas para contrarrestar los escenarios de conflictos que a menudo amenazan a los cónyugues.
Cierta vez una mujer muy enojada visitó el consultorio del Dr. Lopéz, un respetado consejero matrimonial. Totalmente ofuscada le dijo:
-Mi esposo me ha herido tanto que no solo quiero divorciarme, también quiero vengarme... ¡deseo verlo herido, destruído!
El consejo del Dr. Lopéz sorprendió a la dama:
-Señora, entiendo su enojo. Le propongo algo. Vuelva a su casa y finja amar a su esposo. Prepare las comidas que mas le gustan. Llénelo de elogios. Pregúntele como le fue hoy en su trabajo. Mírelo a los ojos. Actué como si estuviera perdidamente enamorada de él. Hágalo sentir como si fuera su héroe. Entréguese sin reservas durante una semana y después de que su esposo esté convencido de que usted esta loca por él, dé el siguiente paso.
Atáquelo por otro flanco y dígale cuanto lo odia, que va a buscar al mejor abogado de la ciudad y lo dejará en la ruina - el Dr. Lopéz prosiguió- cuando lo haga, hará que él pase el resto de su vida como un miserable porque jamas podrá encontrar alguien tan maravillosa como usted.
-¡Eso es lo que haré!, dijo la mujer decidida a todo.
Una semana después de la sesión de consejería, el Dr. Lopéz esperó el llamado de la vengativa esposa pero no supo nada de ella por tres meses. Así que un día la llamó para saber si estaba lista para comenzar la demanda de divorcio.
-¿Que divorcio? contestó la mujer del otro lado del teléfono. ¿Si me he casado con el hombre mas atento y amoroso del mundo! ¿Por qué querría separarme?
Esto es lo que sucede cuando utilizamos las "armas" del elogio. Las lineas de comunicación severamente dañadas pueden comenzar a repararse y funcionar de nuevo.

Foto: Unsplash. Autor: Marcos Mayer